30 de JUNIO de 2011
Nuestro viaje comienza con una espectacular despedida en el aeropuerto de Loiu el 28 de junio. Después de hacer noche en Ajalvir (Madrid), recorremos media capital para cobrar un cheque, y desde Barajas vuelo a Delhi, con escala en Londres.
A las 10 de la mañana hora de Delhi llegamos al IGI Airport, con una mezcla de emoción y miedo por esperarnos una buena bofetada de una ciudad de 18 millones de habitantes, de la cual mucho@s viajer@s nos habían hablado.
Nada más lejos de la realidad. El primer sopapo llega sin salir del aeropuerto, ya que una de nuestras mochilas no había llegado. Tras varias horas de papeleo y esperas, primer paso fuera del aeropuerto, y somos recibidos por una oleada de calor, humedad y olores fuera de lo normal.
Para entrar en el metro rumbo a Nueva Delhi, pasamos un control de seguridad con hombres armados con fusiles. El recién inaugurado medio de transporte es tan lujoso que desentona con una ciudad donde gran parte de la población sobrevive en la más absoluta pobreza.
Otro golpe bajo nos lo llevamos cuando nos abordan y acosan numerosos conductores de rickshaws. Desbordados por tal magnitud de gente, contaminación, humedad, motos, coches, animales…intentamos localizar nuestra guest house, tarea complicada cuando intentas ubicarte en una ciudad en la que los letreros brillan por su ausencia.
Llegamos a Paharganj donde nos pateamos casi todos los hoteles, pero ni rastro del nuestro. Finalmente acabamos en el Visa hotel y su interesante charco en la entrada, que cada día olía peor.
Fuerte rojo
Museo de Gandhi
India Gate
Hasta ahora hemos visitado India Gate, Gandhi Smiriti (museo de Ghandi), Red Fort (fuerte rojo), lugar prescindible a nuestro parecer, las masificadas Chandni Chowk y Main Bazaar, la mezquita Jama Masjid (desde fuera), y como no, varias veces el aeropuerto para intentar solucionar el tema de la mochila a día de hoy aun sin resolver. La seguridad en este lugar es pura obsesión. Nadie entra sin un billete de avión, y las puertas de llegadas también están custodiadas por hombres armados.
Como resumen nos ha impactado por encima de todo: el concepto de hacer cola no lo tienen muy bien asimilado por aquí. Comprar un billete en la estación de tren se puede comparar a pedir un katxi en las txoznas el último sábado de Aste Nagusia. En cuanto al tráfico, aquí todo está permitido, sobre todo el claxon. Padre, madre y cuatro niños en una moto, perfecto, motos a fuego por las aceras, OK, vacas tumbadas en medio del asfalto, ¿por qué no?. Gente tirada por todas partes, niños que ni siquiera llegan a la altura de la ventanilla de los coches, pidiendo en los escasos semáforos, conductores de rickshaws timando a turistas y compinchados con gente que aparece de la nada… y a pesar de todo esto, Delhi funciona, eso sí, a su manera.
Y por increíble que parezca no nos hemos sentido inseguros ni en peligro en los días que llevamos aquí. La situación generada por políticos y banqueros en nuestro país es mucho más espeluznante que todo esto.
"Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa"
Mezquita Jama Masjid
Chandni Chowk
Auténtica Delhi
"Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa"
-- Mahatma Ghandi --