AGRA Y FATEHPUR SIKRI (ciudades de los retrasos)


12 de julio de 2011

Si preguntamos a alguien por un monumento emblemático de la India, la mayoría respondería: el Taj-Mahal.


En el estado de Uttar Pradesh se encuentra Agra, ciudad que alberga este increíble y archiconocido mausoleo. Llegamos tras 2 horas de trayecto en tren desde Delhi.
La mañana del 13 de julio nos saluda con un calor sofocante que te asfixia sin moverte. Un trayecto en autobús de una hora, nos acerca a Fatehpur Sikri (la ciudad abandonada). Una gran mezquita es lo más reseñable de este lugar, que de abandonado no tiene nada.




Recorremos sus calles, perseguidos constantemente por niños pidiendo lápices. Si la respuesta es NO, lo siguiente que piden son 10 rupias.
Decidimos regresar a Agra… 1 hora, 2 horas, y ni rastro del autobús. Después de conversar con 2 guiris y cansados de esperar al autobús que debería pasar cada 30 minutos, buscamos 1 rickshaw que nos devuelva a Agra. No lo conseguimos y los guiris deciden volver a la estación, nosotros negociamos con uno, que nos sube a la carretera principal, donde sabemos que pasa un autobús que viene de Jaipur.
Al llegar a la carretera, nuestro chófer pacta con el conductor de un auto para que nos lleve a Agra, 100 rupias por los dos. Aceptamos la oferta y nos metemos en la parte delantera de esta especie de todo terreno. Miramos hacia atrás y solo veíamos cabezas apiladas, algunas incluso asomaban por las ventanillas. Convencido de que podía sacar más tajada con nosotros, el chofer decide de repente que no nos lleva. La mala ostia nos hace salir con no muy buenos modales, pero con la suerte de poder coger el autobús que aparece en el momento justo.


A 10 kms. de Agra un gran atasco nos hace perder otra hora y media. Vamos a intentar explicar lo inexplicable. Se trataba de un cruce de dos carreteras de doble sentido sin señales y, por supuesto, sin semáforos. Tan solo un policía en plan estatua rodeado de 30 indios que se habían bajado de sus vehículos e intentaban dar paso al carril que les convenía. En medio del cruce también había espectadores que no se querían perder el show. Los vehículos querían pasar todos a la vez por el mismo sitio, y como esto es físicamente imposible, el resultado fue una serie de colas kilométricas en los cuatro sentidos.


Para terminar este fabuloso día y ya estando en Agra, un ciclo-rickshaw nos va a llevar al hostel, pero al igual que el anterior chofer, una vez montados decide cambiarnos la tarifa. 

Rara vez cuesta tan poco madrugar a las 5 de la mañana, cuando sabes que vas a visitar una de las siete maravillas del mundo. El Taj-Mahal, simplemente espectacular, perfecto lo mires por donde lo mires. Aunque por fuera es inmenso, por dentro nos pareció más bien pequeño. Tan solo vimos una sala central con forma octogonal, rodeada de varias estancias diminutas que comunican entre sí y te conducen afuera. Un par de horas son suficientes para verlo y fotografiarlo desde todas las perspectivas posibles. 


Vamos a contar un chiste de la seguridad de este lugar. Hay tres entradas diferentes en este recinto. A la hora de entrar por una de ellas, un control nos impide meter nuestras banderas. Pero al salir le preguntamos a uno de los policías por un cajero y nos dice que saliendo por otra puerta tenemos uno cerca. Así que recogemos nuestras banderas y, sin salir del lugar, aprovechamos para hacernos la foto de rigor.



Nos costó despedirnos de Agra, ya que nuestro siguiente tren a la desértica provincia del Rajastán partió con tres horas de retraso.

"Afortunado es el hombre que tiene tiempo para esperar."
-- Calderón de la Barca --